Semejantes A Dios
Por Nelsi Rossi https://sanidadespiritual.com/
En cuanto a mí, veré tu rostro en justicia; estaré satisfecho cuando despierte a tu semejanza. Salmos 17:15
La mayoría de las religiones pretenden acercar el hombre a Dios a través de las obras y de los méritos personales. ¿Pero acaso esto puede ser posible? ¡De ninguna manera! Legalmente solo podemos llegar a Dios a través de su Hijo Jesucristo quien es el camino al Padre. Así lo dijo Jesús a Tomás cuando inquiría acerca del asunto:
Le dijo Tomás: Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino? Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. Juan 14:5-6
A través de Jesús se cumple la justicia de Dios. Jesús es el único medio justo para acercarnos al Padre. Pues, al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él. 2 Corintios. 5:21
Consideremos ahora esta otra parte de la oración de David: “veré tu rostro”. Es bien reconfortante saber que el rey David estaba seguro de ver el rostro de Dios al despertar a su semejanza. También David expresa su satisfacción al llegar a ese fiel cumplimento. ¡Quien no estaría satisfecho! Creo que esta debería ser la meta de todos los hijos de Dios. Pero para lograrlo se requiere que estemos santificados. Esta es la orden: Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. Heb.12:14
Deseemos ser semejantes a nuestro Creador, mirando cada día su rostro en la faz de Jesucristo, quien nos transforma con poder por medio de su Espíritu Santo. Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo. 2 Corintios 4:6
Llévame amado Señor más cerca de ti,
Estoy anhelante de ver tu rostro sonreír.
Quiera mi alma tus consejos sabios seguir,
Para que satisfecha pueda a tu lado llegar.
Viviendo en justicia y haciendo tu voluntad,
Permanezca a tu lado por toda la eternidad.
Me despertaré a tu semejanza en justicia,
Por obra del amor de tu corazón amante.
Será mi mayor deleite y mi mayor delicia,
Ver tu rostro y por siempre contemplarte.