EQUILIBRA TU ENERGIA FEMENINA

EQUILIBRA TU ENERGIA FEMENINA

Por Pamela Di Pascuale, Life & Wellness Coach de Emprendedores con Proposito| @pamdipascuale |[email protected]

Somos un todo. En nuestro interior conviven la energía femenina y la masculina. Es algo que no tiene que ver con la identidad sexual ni con el género, sino con la fuerza interior que nos habita. Ambas energías conviven y se complementan como un todo, permitiéndonos manifestar lo que deseamos en la realidad.

No sé si eres de la misma escuela de la vida que yo fui, donde la mujer, para crecer, más de una vez se ve obligada a masculinizarse y resolver todo por sí misma. Muchas mujeres hemos heredado modelos matriarcales muy fuertes, en donde no había opción que hacer todo solas, sin ayuda, y eso nos ha vuelto impenetrables, autosuficientes, emisoras, pero no receptoras.

La energía masculina nos retrotrae a la acción, a la conquista, a la caza, a la competencia y, muchas veces, a la comparación y a la pelea.

La energía femenina es receptiva, envolvente, sensorial, cálida, creativa, es el respeto por nuestro placer, la búsqueda de lo que nos motiva y hace bien, la autogestión de nuestra vocación. Salir a buscar lo que deseamos, pidiendo ayuda, disfrutando el proceso, sin competir, hermanadas, aprendiendo unas de otras, cada una aportando su granito de arena para empoderarnos cada día más.

Podemos equilibrar nuestra energía femenina desde un nuevo lugar, desde lo receptivo, aprendiendo de a poco a soltar la autosuficiencia y atendiendo nuestras necesidades de espacio, a nuestras necesidades emocionales, a nuestros tiempos libres, aprendiendo el arte de delegar y de confiar más en los demás. Mi búsqueda tuvo que ver con la necesidad de sanar mi linaje femenino, y aún sigo ahondando en el día a día en este tema.

Necesitamos entender que tener espacios propios no es perder el tiempo sino recargarnos de nosotras mismas, y que el “yo puedo” nos ha aislado y cansado hasta físicamente por habernos recargado de responsabilidades por el sólo hecho de no pedir ayuda.

Comprender que la vulnerabilidad no tiene relación con la debilidad. Ser compasivas no es incompatible con poner límites o ser comprensivas. La clave es la autoconfianza, ser tolerantes pero firmes cuando sea necesario, tener valores de base que no sean negociables y ser amables e impecables con la palabra.

Poder hablar, intercambiar opiniones, expresar un desacuerdo, no deberían ser actos violentos ni generar conflictos. Es un arte trabajar con otros, y es un arte que aprendemos en el día a día. Es importante ahondar en la comunicación, y poner límites firmes, pero amorosamente.

Eso no es contrario con ser femeninas y sensibles: la sensibilidad es una inteligencia que, usada sabiamente, nos lleva muy lejos, a nuestro mejor regalo: la intuición.  ¡Feliz Inicio de Agosto!

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