Por: Nelsi Rossi https://sanidadespiritual.com/
La tierra a la cuál pasáis para tomarla es tierra de montes y de vegas, que bebe las aguas de la lluvia del cielo;
(Deuteronomio 11:11)
Definamos:
¿Qué es un Monte? Es una gran elevación natural de terreno sin cultivar cubierta de vegetación.
¿Qué es una Vega? Tierra baja, llana, fértil, apta para el cultivo; regada por un río.
REFLEXIÓN:
Toda planta que brota de una tierra de riego es verde y fresca, y si mantiene agua constante, de allí se espera ¡Una gran cosecha! Sin embargo, hay una tierra de montes y de vegas que no recibe agua de ríos mucho menos de estanques, sino que recibe la lluvia del cielo; pues Dios mismo es quien la riega para que sea efectivamente productiva. A esa tierra de Montes y de Vegas es a la cual debemos pasar para tomar posesión de ella. Pero… ¿Es acaso por una vía turística donde solo hay diversiones? ¡Claro que no! El transitar hasta allá demanda esfuerzos. Hay que enfrentar desafíos. Hay que pasar inclusive por muchas tribulaciones. ¡Pero nada ni nadie podrá impedir nuestro caminar si avanzamos tomados de la mano del Dios todopoderoso en el cual hemos creído!
Dios nos dice Hoy que hay una tierra a la cual debemos pasar. No a observarla sino a tomar posesión de ella, y que para lograrlo se requiere de la actitud correcta: ¡Decisión y Valentía!
Sean tus fuerzas Oh Dios en mí cada día,
En este transitar diario y en mi caminar.
Y si por momentos se cansa el alma mía,
Sostenme con tu mano para poder llegar.
Pues tu tierra prometida es tierra de bendición,
Aquella que bebe las aguas de la lluvia del cielo.
¡Oh tierra bendita sustentada por el Creador!
Allí yo quiero estar, ese es mi mayor anhelo.
Dame tus fuerzas por favor te lo ruego,
Imparte confianza y sabiduría al transitar.
Que siempre avance mirando al Dios Eterno,
Dispuesta en todo tiempo tu nombre exaltar.
Que fluya tu lluvia divina en la tierra bendita,
Donde pronto estaré para poder disfrutarla.
Esa es mi porción por la cual mi espíritu grita.
Me alegraré y me gozaré por fin al contemplarla.
Eres tú mi Señor Jesús quien mi corazón agita,
Involucrando mi ser con el propósito de amarla.