CUANDO AFLIGIDO ESTÉS
Por: Nelsi Rossi http://sanidadespiritual.com/
Porque no menospreció ni abominó la aflicción del afligido, ni de él escondió su rostro; sino que cuando clamó a él, le oyó. (Salmos 22:24)
Es de gran refrigerio encontrarme con este texto y descubrir que el Señor aprecia y toma en cuenta mi aflicción. Que no esconde su rostro ni cierra su oído cuando a él clamo.
Respecto a esta situación del alma, por medio del rey David el Señor declaró: “Muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas les librará Jehová.” (Salmos 34:19). Este texto puesto en paralelo con el inicial, deja bien claro que cuando estamos en aflicción, si clamamos al Señor seremos oídos y librados. Dios no se quedará estático mirando mientras sufrimos.
Dios se manifiesta a nosotros como un Padre que está atento al dolor y al sufrimiento, y por medio de su Hijo Jesucristo nos fortalece diciendo: “En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo” (Juan 16:33)
Dios es vencedor de los problemas y de las dificultades y también es vencedor de la aflicción que ocasiona este mundo. Pero nosotros, aunque no seamos quitados del mundo sí somos guardados del mal en respuesta esta oración de nuestro amado Jesús: “No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal”. Juan 17:15
El maligno podrá enviar sus dardos de fuego con la intención de destruirnos y lo más que puede hacer es afligir si Dios se lo permite, mas no puede arrebatarnos de las manos del Señor. Tampoco podrá separarnos de su amor. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir,
39 ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro. Romanos 8:38-39
Dios tiene su rostro hacia nosotros oyendo nuestro clamor. No solo coloca su oído para oír, sino que nos mira con amor mientras nos escucha. ¡Este es nuestro Dios! Nuestro Padre y Amigo. A Él podemos venir y en Él podemos descansar mientras nos observa con su mirada cálida y tierna.
Amado; Dios comparte de cerca tu aflicción,
Dios se detiene a oírte atentamente con amor.
Él te observa y te da la oportuna consolación,
Mientras tú le expresas lo que te causa dolor.
Tengo razones poderosas para a Dios alabar,
Para glorificar y bendecir su Santo Nombre.
Gracias Padre porque nos libras de todo mal,
Porque nunca tu rostro del afligido escondes.