PERDER PARA GANAR

Por: Nelsi Rossi https://sanidadespiritual.com/ El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará. (Mateo 10:39) No es nada ilógico que para hallar algo sea necesario haberlo perdido. Así sucede tanto en el campo natural como en el espiritual. Pues, no…

Por: Nelsi Rossi https://sanidadespiritual.com/

El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará. (Mateo 10:39)

No es nada ilógico que para hallar algo sea necesario haberlo perdido. Así sucede tanto en el campo natural como en el espiritual. Pues, no buscaríamos algo que ya tenemos, y si lo hallamos significa que no lo teníamos, o que lo habíamos perdido. Ahora bien, El señor dice que su vida la hallaremos si perdemos la nuestra. ¿Qué significa esto? Significa que la vida de Dios se manifiesta en mí en la medida en que renuncie a mí misma, en la medida de mi rendición.

Por otra parte, es bueno señalar, que la rendición tiene un costo y es un proceso incluso doloroso. Pero lo glorioso de todo es que, a medida nos vamos rindiendo a Dios, aunque suframos, este sufrimiento se convierte progresivamente en Vida de Dios y en muerte a nuestro yo. Así es como la Vida de Dios se desarrolla en nosotros.

Una vez rendidos obtenemos la verdadera libertad, como lo revelan las Sagradas Escrituras: “Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.” (Juan 8:32)

“Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.” (Juan 8:36)

Es admirable lo que Dios hace en nosotros. ¡Cómo el Señor nos saca de la esclavitud de muerte y nos lleva a vivir su vida de libertad solo a través de nuestra propia muerte!

También cabe recalcar que la rendición no es un evento. Es un proceso que se logra día a día con esfuerzo y entrega, tal como lo experimentó el apóstol Pablo al decir: Os aseguro, hermanos, por la gloria que de vosotros tengo en nuestro Señor Jesucristo, que cada día muero. (1 Corintios 15:31). 

Esta realidad expuesta por el apóstol Pablo es un excelente ejemplo de rendición y muerte que todos deberíamos experimentar.

Ven y cantemos una bella canción de rendición,

Declarando que Cristo es nuestro único Salvador.

Ven ante su presencia y acéptalo en tu corazón,

Para que después digas “Me rindo ante ti Señor”

Yo lo hice hace algún tiempo después de batallar,

Después anteponer mis principios y estilo de vida.

Cristo ganó al encontrarme cansada de caminar,

De manera que Hoy me tiene a sus pies rendida.

No es tiempo de poner excusas y justificaciones,

Porque el Señor Jesús conoce nuestras debilidades.

¿Por qué le presentas tantas y tantas condiciones?

¿Al único que puede resolver todas tus dificultades?

Dios nos conoce y escudriña lo más profundo,

Nos conoce desde antes de nuestro nacimiento.

No hay nada que esté fuera de su conocimiento,

Porque es el Creador y dueño de todo el mundo.

No hay mejor fortuna que conocer al dador de la vida,

Y obedecer a Dios que es el todo de cada ser humano.

Renunciar a nuestros placeres dejando que él decida,

Es ganar la verdadera vida que solo en Cristo hallamos.

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