OÍ LA VOZ

Por: Nelsi Rossi   http://sanidadespiritual.com/

He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo. (Apocalipsis 3:20)

Amado Dios, ¡Gracias por dar aviso!

Gracias porque, aunque llegues de manera tierna y delicada, me dejas saber que estás presente

He aquí que primero dices: “Aquí estoy” A lo cual yo respondo: ¡Señor, gracias por venir! Gracias por estar a la puerta esperando que yo la abra. 

Cada vez que tú me llames diciendo mi nombre, quiero estar dispuesta a oír tu voz y a abrir la puerta. Solo pienso: “Si tuviese un corazón endurecido, ¡Cómo podría oír su voz!”

Quizás me ha llamado en muchas ocasiones y no le he escuchado por estar con mis oídos entorpecidos a causa del ruido de alrededor, o por el que yo misma he ocasionado.

Señor, hoy abro mis oídos y abro mi corazón para oír tu voz.  Hoy abro “La puerta”. ¡Entra por favor! Cenemos juntos y hagamos un pacto de amor eterno.

Mis oídos necesitan oír la voz de mi amado,

Cada vez que diga “hija mía quiero entrar”.

Y si acaso se hubieran entorpecido o cerrado,

Hoy nuevamente me determino a Él escuchar.

Por favor llámame siempre, hazlo cada día,

Porque tu hija se deleita con esa melodía.

Estoy anhelante de oír el tono de tu voz,

Ven amado mío, ¡No te tardes por favor!

Quiero reconocer tu voz aún al susurrar,

No quiero confundirme con extrañas voces.

Al oírte cada día mi espíritu ha de despertar,

Entonces diré ven por favor conmigo a cenar,

Ven amado mío ¡Gracias porque me conoces!

Entradas relacionadas