¡Me Olvidé!

¡Me Olvidé! Por Marcos Otero Doña Carmen estaba ocupada trabajando en su jardín de orquídeas. Ella siempre ha tenido una mano verde y esto era uno de sus placeres. Incluso en los apartamentos sin ventanas oscuras de Nueva York podía llevar a cualquier planta a plenitud y verdor con flores.…

¡Me Olvidé!

Por Marcos Otero

Doña Carmen estaba ocupada trabajando en su jardín de orquídeas. Ella siempre ha tenido una mano verde y esto era uno de sus placeres. Incluso en los apartamentos sin ventanas oscuras de Nueva York podía llevar a cualquier planta a plenitud y verdor con flores. Sin embargo, ella no podía recordar dónde estaban sus macetas. Pensaba “Está bien volveré a esto más tarde. Hare mi café.”

Me Olvidé el cafe

La rutina de café de Carmen, que ella había hecho todas las mañanas desde que era una niña despertaba a los vecinos en el pequeño pueblo que ahora vivía. El valle parecía concentrar el aroma. A todos los vecinos les encantaban pasar por su casa sólo para tomar el café. Ella todavía se hacia el café con un colador de tela vieja y calentaba la leche hasta justo su punto. Encendió la estufa de propano. “¿Dónde estaba el café?”, preguntó mientras sacaba la leche de la nevera. De repente se lo pensó y decidió ir a acostarse por un rato.

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Más tarde esa mañana su hija fue a verla y encontró las macetas y orquídeas en un desorden. Encontró la estufa encendida. Carmen estaba en el dormitorio con lágrimas en los ojos. Ella parecía una niña perdida. Sin saber dónde estaba. No reconocía a su hija inmediatamente. A continuación, súbitamente se acordó de la estufa y el café. “¿Quieres café?”

Su hija no podía hacer nada más que llorar y abrazar a Carmen.

Carmen tenía una vida difícil, creció durante la depresión y de orígenes muy humildes ella crío a sus cuatro hijos mientras trabajaba 50-60 horas semanales en una fábrica. Ella siempre tenía una sonrisa o un regaño. Ella impulso a sus hijos a obtener una educación y aprender inglés. Ella siempre fue muy independiente. Ella estaba llena de amor y no importa lo cansada que estaba siempre podía sonreír y reír. La familia y los amigos se podían presentar inesperadamente y ella enseguida se ponía a cocinar y hacer el café.

Los cambios.

Los cambios habían comenzado hace varios años y en los últimos meses habían progresado mucho más rápidamente. Carmen había empezado a tener demencia. Al principio, ella se olvidó de lo que su hija acababa de decir o ella no lo entendería. Se olvidaba lo que empezó a hacer o incluso la forma de hacer algo que había hecho todos los días durante toda su vida. Esto le habría frustrado y ella se enojaba entonces se ponía muy triste. Se quedaba en su habitación por un poco de tiempo y poco a poco eso se convirtió en horas a días. Esto era peor en la noche y parecía mejor cada mañana. Pero a medida que pasaban los días sus períodos de lucidez se hicieron más pocos y distantes entre sí.

La demencia es un término general para la pérdida de memoria y otras capacidades mentales suficientemente graves como para interferir con la vida diaria. Es causada por los cambios físicos en el cerebro.

La enfermedad de Alzheimer es el tipo mas común de demencia; representa un estimado del 60 al 80 por ciento de los casos.

Síntomas: Dificultad para recordar conversaciones recientes, nombres o acontecimientos es un síntoma clínico temprano; pérdida de interés y la depresión son también síntomas tempranos. Los síntomas posteriores incluyen comunicación inadecuada, mal juicio, desorientación, confusión, cambios de comportamiento y dificultad para hablar, tragar y caminar.

Doña Carmen es mi madre. Mi hermana cuida de ella mientras ella pasa de ser una lúcida hermosa mujer a una perdida en su propio mundo. La enfermedad de Alzheimer no perdona a nadie. Todo lo que podemos hacer es amar y recordar esos felices momentos que fueron momentos clave mientras que tratas de hacer su vida sencilla y feliz.

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