La historia de Juan – Diabetes tipo 1 (Puerto Rico)

Un joven de cabello oscuro y ojos verdes mira directamente a la cámara, su expresión neutra revela fortaleza. Lleva una camisa oscura, personificando la resiliencia de alguien que vive con diabetes tipo 1. El fondo está suavemente difuminado, centrando la atención en su mirada decidida.

Tabla de contenido

  • 4:27 min

La historia de Juan – Diabetes tipo 1 (Puerto Rico)

Nuestro paciente:

Paciente: Juan, 15 años

Ubicación: San Juan, Puerto Rico

Tipo de diabetes: Tipo 1

Antecedentes:

Juan siempre había sido un adolescente activo, apasionado por jugar al fútbol con sus amigos después de la escuela. Nacido y criado en San Juan, Puerto Rico, su familia vivió una vida vibrante y culturalmente rica, llena de reuniones familiares, cocina puertorriqueña y amor por la vida al aire libre. A los 15 años, estaba en la flor de su adolescencia cuando de repente las cosas dieron un giro drástico.

La familia de Juan comenzó a notar cambios sutiles en él. En unos pocos meses, tenía sed constantemente y bebía agua todo el tiempo, incluso durante las comidas. Comenzó a despertarse en medio de la noche para ir al baño con más frecuencia. A pesar de comer mucho, Juan perdió peso significativamente y comenzó a sentirse más cansado de lo habitual, incluso después de una noche de sueño completo.

Presentación de los síntomas:

Un día, durante la práctica de fútbol, ​​Juan se desplomó. Se sintió débil, mareado e incapaz de mantenerse en pie. Sus padres lo llevaron rápidamente a urgencias, donde los médicos le realizaron una serie de pruebas, sospechando que se trataba de deshidratación o de una enfermedad viral. Cuando los niveles de azúcar en sangre de Juan volvieron a ser peligrosamente altos, el diagnóstico fue claro: diabetes tipo 1.

Síntomas clave:

– Sed excesiva (polidipsia)

– Micción frecuente (poliuria)

– Pérdida de peso inexplicable

– Fatiga extrema

– Visión borrosa

– Mareos y desmayos durante la actividad física

La familia de Juan estaba conmocionada. No tenían antecedentes de diabetes y les llevó tiempo comprender lo que significaba el diagnóstico. Los médicos explicaron que en la diabetes tipo 1, el sistema inmunológico del cuerpo ataca por error a las células productoras de insulina en el páncreas. Sin insulina, el cuerpo de Juan no podía regular los niveles de azúcar en sangre, lo que provocaba picos peligrosos.

Diagnóstico y tratamiento:

La prueba inicial de A1c de Juan mostró una lectura de 11,5 %, lo que indica que su nivel de azúcar en sangre había estado descontrolado durante algún tiempo. Su tratamiento comenzó con una terapia intensiva con insulina, en la que tuvo que aprender a administrarse inyecciones de insulina antes de las comidas y controlar su nivel de azúcar en sangre varias veces al día. La transición fue difícil, emocional y físicamente.

Plan de tratamiento:

– Inyecciones diarias de insulina (basal y bolo)

– Control del nivel de azúcar en sangre antes de las comidas y antes de acostarse

– Ajuste de su dieta para evitar alimentos que provoquen picos de azúcar en sangre

– Controles regulares con un endocrinólogo para controlar su progreso

Complicaciones:

En el primer año, Juan experimentó varios episodios de hipoglucemia, en los que sus niveles de azúcar en sangre bajaron demasiado debido a un cálculo incorrecto de su dosis de insulina. Estos episodios lo dejaron sintiéndose tembloroso, confundido y asustado. Su familia lo ayudó a adaptar su estilo de vida, pero el camino no estuvo exento de desafíos.

Tres años después de su diagnóstico, Juan comenzó a desarrollar signos de retinopatía diabética, una complicación que afecta los vasos sanguíneos de la retina. Afortunadamente, los exámenes oculares regulares detectaron el problema a tiempo y, con un mejor control del azúcar en sangre, su visión se estabilizó.

Apoyo cultural y familiar:

La familia de Juan desempeñó un papel vital para ayudarlo a controlar su diabetes. Adaptaron sus comidas puertorriqueñas tradicionales para que fueran más amigables con la diabetes, reemplazando el arroz blanco por arroz de quinoa o coliflor y reduciendo la cantidad de alimentos fritos y postres azucarados como el tembleque y el flan. Su madre encontró formas de hacer que sus platos favoritos fueran más saludables sin perder la esencia de su cultura.

Por ejemplo, comenzaron a usar granos integrales e incorporar más vegetales en comidas como el mofongo (un plato hecho con plátanos machacados), asegurándose de que tuviera menos aceite y menos carbohidratos. Juan aprendió a contar sus carbohidratos, asegurándose de equilibrar su insulina con sus comidas.

La vida hoy:

Ahora, con 18 años, Juan se ha convertido en un defensor de la concienciación sobre la diabetes en su comunidad local. Juan comparte su experiencia con otras personas, especialmente con adolescentes, ayudándoles a entender la importancia del control del azúcar en sangre y cómo vivir una vida plena con diabetes. Se ha adaptado a la vida con bombas de insulina, lo que hace que controlar su diabetes sea más fácil que las inyecciones constantes.

Aunque Juan tiene que permanecer alerta ante posibles complicaciones como la retinopatía y la neuropatía diabéticas, ha adoptado un enfoque proactivo para su salud. Su familia sigue siendo un fuerte sistema de apoyo y él sigue disfrutando del fútbol, ​​con algunos ajustes en su estilo de vida.

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