Dile Sí a Dios
Por Sheryl Boldt
El ángel apareció y luego se fue, pero su brillo perduró. María recordaría para siempre su inesperado anuncio: “He aquí, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo” (Lucas 1:31-32 NVI).
¡Guau! ¡María, una joven virgen, probablemente de unos 15 años, concebiría por obra del Espíritu Santo y daría a luz al Hijo de Dios!
Con una visita más allá de lo imaginable, la vida de María se catapultó en una nueva dirección. Incluso con preguntas e incertidumbres arremolinándose en su cabeza, María respondió a Gabriel (y a Dios): “He aquí, soy la sierva del Señor; hágase en mí según tu palabra” (Lucas 1:38 NVI).
Una respuesta tan inspiradora.
Pero, ¿y si María hubiera respondido de manera diferente y hubiera dicho?: “Me siento honrada por tu oferta, Gabriel, pero preferiría no hacerlo” ¿Quién la habría culpado por querer una vida libre de escándalos y de lo desconocido? ¿O una con un camino más fácil y predecible?
Si María hubiera rechazado el mensaje de Gabriel, ¿cómo su negativa habría afectado su vida, la vida de José y la vida de las generaciones futuras?
Acerquémoslo a casa: ¿Con qué frecuencia decimos que no cuando sentimos que Dios nos está guiando en una dirección diferente? ¿Cuándo quiere hacer lo inesperado, más allá de lo imaginable en (y para) nosotros? ¿Con qué frecuencia permitimos que nuestras propias agendas o el miedo nos roben lo que podría ser un momento increíble que cambia la vida? Sin mencionar las repercusiones completas de cómo estas elecciones podrían afectar la vida de las generaciones futuras.
En lugar de decir que no, reflexiona sobre lo que Dios podría hacer cada vez que digas que sí.
¿Qué pasa si, la próxima vez que sintamos que Dios nos está guiando en una nueva dirección, respondemos con una fe como la de María? Una fe que se niega a centrarse en los “¿Cómo?” y “¿Qué pasaría sí?” El tipo de fe que entiende quiénes somos: siervos del Señor. Y a quien servimos: nuestro Creador, el Dios Todopoderoso, el Rey de reyes.
Pidámosle a Dios que nos dé la fe para confiar en Su sabiduría para que nosotros también podamos decir: “He aquí, soy el siervo del Señor; Hágase en mí según tu palabra. Entonces podremos experimentar todo lo que Él ha planeado para nosotros.
Su plan más allá de lo imaginable.
Sheryl H. Boldt escribe ficción y no ficción para niños y adultos. Sus devocionales semanales han aparecido en periódicos de todo el sur desde 2014. También es autora del blog, www.TodayCanBeDifferent.net. Conéctese con ella en [email protected].