La Ansiedad: Cuando Tu Cerebro Cree Que Te Persigue un León (Pero Solo Estás en la Fila del Supermercado)

Un hombre, sudoroso y con los ojos muy abiertos, se agarra al respaldo de una silla. Parece temeroso y ansioso. El fondo es borroso y grisáceo, lo que sugiere un interior.

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La Ansiedad: Cuando Tu Cerebro Cree Que Te Persigue un León (Pero Solo Estás en la Fila del Supermercado)

Por Marcos Otero

Hay tanta agitación, confusión y cambios en estos días que es fácil sentirse ansioso y preocupado.

Conozcamos a Carlos.

Carlos está en la fila del supermercado. Todo está bien, hasta que, de repente, ya no lo está. Su corazón empieza a latir como si acabara de correr un maratón, sus manos sudan como si estuviera en un sauna y su mente repasa cada momento vergonzoso desde el kínder. Se siente mareado. Se pregunta si va a desmayarse o, peor aún, si va a morir.

No es así. Está teniendo un clásico ataque de ansiedad.

¿Qué Acaba de Pasar?

La ansiedad es el sistema de alarma incorporado en tu cuerpo, diseñado para protegerte del peligro. En la era de las cavernas, esto era útil: si un tigre dientes de sable aparecía, necesitabas esa adrenalina para escapar. Pero en la vida moderna, el cerebro a veces pulsa el botón de pánico sin motivo real.

La ansiedad puede ser provocada por el estrés, experiencias pasadas o, a veces, sin razón aparente.

Síntomas comunes de un ataque de ansiedad:

  • Latidos acelerados (también conocido como “¿por qué mi pecho suena como un concierto de rock?”)
  • Sudoración (aunque haga frío)
  • Manos temblorosas
  • Sensación de mareo o vértigo
  • Náuseas o molestias estomacales
  • Sensación de fatalidad inminente (también conocido como “definitivamente me estoy muriendo, ¿verdad?”)
  • Problemas para respirar o presión en el pecho

¿Qué Hacer Cuando la Ansiedad Ataca?

Entonces, ¿qué debe hacer Carlos (o tú) cuando la ansiedad aparece de la nada?

  • Respira Como un Experto – Respiraciones lentas y profundas. Inhala en cuatro segundos, sostén por cuatro segundos, exhala en cuatro segundos. Repite hasta que tu cerebro entienda: “Relájate, amigo.”
  • Anclaje Sensorial – Nombra cinco cosas que puedas ver, cuatro que puedas tocar, tres que escuches, dos que huelas y una que puedas saborear. Esto te trae de vuelta al presente.
  • Responde a Tu Cerebro – La ansiedad es una pésima adivina. Recuérdate a ti mismo que no estás muriendo, estás a salvo, y que esto pasará.
  • Muévete – Caminar un poco, estirarte o incluso sacudir las manos puede ayudar a liberar el exceso de adrenalina.
  • Evita la Cafeína – Es como darle un espresso doble a tu ansiedad. ¡No, gracias!

¿Cuándo Buscar Ayuda?

Si la ansiedad aparece demasiado seguido, interfiere con tu vida diaria o te hace evitar cosas que amas, es hora de hablar con un médico o terapeuta. No hay vergüenza en buscar ayuda; la salud mental es tan importante como la física.

Por cierto, Carlos respiró profundo, terminó sus compras y llegó a casa sin problema. Y tú también lo harás.

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