¿CÓMO ESTÁ TU CORAZÓN?

¿CÓMO ESTÁ TU CORAZÓN?

Por: Nelsi Rossi   http://sanidadespiritual.com/

No te vengues de quien te haga daño, deja eso en manos del SEÑOR y él te hará vencedor. Proverbios 20:22 PDT

Cualquiera que diga “Yo me vengaré”, deja en evidencia el estado de su corazón. Como está escrito: El hombre bueno dice cosas buenas porque el bien está en su corazón, y el hombre malo dice cosas malas porque el mal está en su corazón. Pues de lo que abunda en su corazón habla su boca. Lucas 6:45 (DHH)

El deseo de venganza es ausencia de perdón y señala la prisión donde se vive. Esta situación tan común y a su vez tan dañina sucede a diario alrededor del mundo ocasionando serias tragedias. Esto fue ilustrado por mi Señor Jesucristo en una parábola diciendo:

» El reino de los cielos como con un rey que quiso hacer cuentas con sus funcionarios. 24 Estaba comenzando a hacerlas cuando le presentaron a uno que le debía muchos millones. 25 Como aquel funcionario no tenía con qué pagar, el rey ordenó que lo vendieran como esclavo, junto con su esposa, sus hijos y todo lo que tenía, para que quedara pagada la deuda. 26 El funcionario se arrodilló delante del rey, y le rogó: “Tenga usted paciencia conmigo y se lo pagaré todo.” 27 Y el rey tuvo compasión de él; así que le perdonó la deuda y lo puso en libertad.

28» Pero al salir, aquel funcionario se encontró con un compañero suyo que le debía una pequeña cantidad. Lo agarró del cuello y comenzó a estrangularlo, diciéndole: “¡Págame lo que me debes!” 29 El compañero, arrodillándose delante de él, le rogó: “Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo.” 30 Pero el otro no quiso, sino que lo hizo meter en la cárcel hasta que le pagara la deuda. 31 Esto dolió mucho a los otros funcionarios, que fueron a contarle al rey todo lo sucedido. 32 Entonces el rey lo mandó llamar, y le dijo: “¡Malvado! Yo te perdoné toda aquella deuda porque me lo rogaste. 33 Pues tú también debiste tener compasión de tu compañero, del mismo modo que yo tuve compasión de ti.” 34 Y tanto se enojó el rey, que ordenó castigarlo hasta que pagara todo lo que debía.

35 Jesús añadió: —Así hará también con ustedes mi Padre celestial, si cada uno de ustedes no perdona de corazón a su hermano. Mateo 18:23-35 (DHH)

El perdón es medicina y libertad para el alma, tanto para el ofensor como para el ofendido. Una vez otorgado, se disfruta de completa paz.

Darle rienda suelta a la ira es sumamente delicado,

¿Acaso no sabes que muchos males se han causado?

Espera mejor en el poder de un Cristo resucitado,

¡No tomes venganza, aunque hayas sido agraviado!

Dios se ocupa de la situación si nos rendimos,

Si toda carga que nos oprime se la entregamos.

Si con suplica humillados ante Jesús venimos,

Obtendremos el descanso que tanto necesitamos.

Que seamos mansos y humildes de corazón,

Es una orden que nuestro Dios nos ha dado.

Esto no es un castigo sino muestra de su amor,

¡Gracias por amarme oh mi Salvador amado!

Gracias por tener misericordia de mí,

¡Por favor Señor llévate mis cargas!

Quiero hacer un intercambio, ¿SÍ?,

Tú sabes que quiero recibir de ti,

Lo necesario para estar en calma.

Necesito la dulzura de tus palabras,

Que cambian toda tristeza en danza.

Necesito oír tu voz que alienta mi alma,

¡Oh Ven Señor Jesús aviva mi esperanza!

Que ahora huya el dolor ante tu majestad,

Mientras seco mis ojos cansados de llorar.

Que por un instante mi voz tenga que callar,

Viendo tu salvación en medio de la tempestad.

Esto no es un desahogo con los hombres,

Tampoco es expresar al aire lo que siento.

Y como delante de ti Señor nada se esconde,

No voy a dejar en reserva un solo sentimiento.

Muchas veces la ira y el dolor han llegado,

Y a la puerta de mi corazón se han asomado.

Le han causado profundo dolor a todo mi ser,

Y en gran intensidad lo he experimentado.

Pero gracias le doy a Jesús de Nazaret,

Que está conmigo y nunca me ha dejado.

Hoy vengo una vez más a ti Señor Jesús,

A refugiarme en tus brazos, a buscar tu ayuda.

Estoy necesitada de tu palabra, me urge tu luz,

Para poder caminar en este valle sin amargura.



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