¿EN QUÉ FRECUENCIA ENERGÉTICA VIBRAS?
Por Pamela Di Pascuale, Life & Wellness Coach de Emprendedores con Propósito| @pamdipascuale | [email protected]
¿En algún momento te has detenido a sentir y observar con qué frecuencia estás vibrando más?
De cada uno de nosotros depende la energía que le damos a nuestra vida. Todos somos energía, sin embargo, hay quienes se dejan llevar por sus emociones sin siquiera comprenderlo, haciendo del estrés, la ansiedad, la queja o la frustración, un sentimiento que desemboca en baja frecuencia vibracional. Por el contrario, quienes elijamos mantener alta nuestra frecuencia vibracional, no solamente nos sentiremos mejor, sino que nos permitiremos fluir con la vida de forma más tranquila y serena.
Es muy común que en el día a día nos encontremos con diferentes frecuencias de la misma energía. Con esto no quiero decir que todo sea color rosa y que nunca nos molestemos por situaciones incómodas, ni mucho menos que evitemos reconocer nuestras emociones negativas. Darnos el permiso de sentir es necesario, además todo lo que nos pasa tiene un aprendizaje para nuestro crecimiento y evolución en este plano, pero quedarnos detenidos en sentimientos negativos es una decisión personal. Entrenar a nuestra mente a cambiar los pensamientos negativos, y dejar de revivir una y otra vez el pasado, esa situación difícil, ese sentimiento que provoca mucho dolor al alma, por la culpa y tristeza que lo acompañan, podemos sanarlo, y depende de nosotros poder hacerlo, para que no termine convirtiéndose en enfermedades.
Así como vibrar en baja frecuencia está relacionado con el miedo, tras el que se esconden emociones como la ira, la envidia, el egoísmo, la frustración y el estrés; vibrar alto o en la frecuencia de amor nos conecta con la alegría, la paz, la paciencia, la solidaridad, la libertad y el desapego.
Y es que la vida es un constante aprendizaje en el que a veces aprendemos desde el amor y otras desde el dolor, pero en el que, sobre todas las cosas, depende de nosotros personalmente decidir cómo capitalizar lo aprendido. De entrenarnos diariamente para crear hábitos que mantengan alta nuestra vibración energética.
La intención es tomar consciencia de nuestra forma de vivir, de trabajar, de relacionarnos y de amar para asumir una mirada más compasiva hacia uno mismo y hacia lo que nos rodea.