Por Nelsi Rossi https://sanidadespiritual.com/
Aún los muchachos se fatigan y se cansan; los jóvenes tropiezan y caen. Pero los que esperan en el Señor renovarán sus fuerzas; levantarán alas como águilas. Correrán y no se cansarán; caminarán y no se fatigarán. (Isaías 40:30-31) RVA-2015
¿Has oído decir, “La esperanza es lo último que se pierde”? Pues, hay algo cierto en este proverbio popular. ¿Sabes por qué? Porque la Biblia declara que hay tres cosas que son permanentes:
– La fe (Certeza de lo que se espera.) Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Hebreos 11:1
– La esperanza (Seguridad de que Dios cumplirá sus promesas.) Alma mía, en Dios solamente reposa, Porque de él es mi esperanza. Salmos 62:5
– El amor (Una entrega sacrificial.) Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Juan 3:16
A propósito, la palabra esperanza algunas veces ha sido enmarcada dentro de los términos de recibir algo bueno con relación a lo que se anhela. Pero al leer las Sagradas Escrituras nos damos cuenta de que la esperanza no está fundamentada en los deseos personales caprichoso, o en circunstancias fortuitas. Es decir, en algo que sucede inesperadamente y por casualidad, sino que la esperanza está fundamentada absolutamente en Dios y en su palabra.
Siendo la esperanza la seguridad que tenemos en las promesas de Dios, ¿Cómo podríamos orar y esperar el cumplimiento de nuestras peticiones sin apoyarnos en dichas promesas? ¡Por supuesto que no
obtendríamos respuesta! Pues, nuestras oraciones y peticiones deben estar sustentadas en las declaraciones fidedignas del Dios todopoderoso. Respecto a las declaraciones fidedignas, el siguiente versículo nos muestra la infalibilidad de Dios en contraste con la vulnerabilidad del ser humano: “Antes bien sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso;” (Romanos 3:4)
¿Por qué todo hombre es mentiroso?
– Porque el hombre (y la mujer) no son infalibles.
– Porque en nuestra naturaleza pecadora e imperfecta no alcanzamos la santidad perfecta de Dios.
No obstante, existe un Dios perfecto, infalible y fiel a quien podemos acudir con la certitud de que no va a fallar jamás.
Con la garantía de su fiel cumplimiento Dios nos dice: Espera en mis promesas y recibirás nuevas fuerzas.
Fuerzas para transitar este camino cada día,
Las necesitamos Señor y en ti nos apoyamos.
Bástate mi gracia le dijiste a Pablo en profecía,
Entonces es suficiente y en ella nos gloriamos.
Descansaré por tanto en la misma declaración,
Para esperar confiadamente sin ningún temor.
De modo que ahora canto con gratitud y gozo,
Al que nuevas fuerzas nos ha prometido dar.
Elevemos nuestras voces al Dios todopoderoso,
Démosle la Gloria por sus bendiciones sin par.
Señor, solo tus fuerzas necesito y quiero,
Para amarte siempre y servirte sin cesar.
Pues si las mías se llegan a reducir a cero,
Has prometido que me las vas a multiplicar.
Eres mi esperanza, hoy y siempre lo serás.
Porque viviré contigo por toda la eternidad.
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